La importancia de los mercados de bonos

11 de diciembre, 2013 7
Consultor, value investor y autor del libro El despertar de China (Madrid: IEE, 2013). Actualmente co-fundador y socio en Reliance... [+ info]
Consultor, value investor y autor del libro El despertar... [+ info]

Dentro del amplio y complejo mundo de los mercados financieros una de las grandes diferenciaciones que podemos hacer es entre acciones y bonos. Si bien las primeras son las que normalmente tienen un mayor protagonismo en la prensa y son, relativamente, más fáciles de entender, son los segundos los que por volumen e importancia tienen un mayor impacto en nuestras economías modernas con lo que resulta fundamental saber que son y cómo funcionan.

El historiador Niall Ferguson señala que tras la creación del crédito por parte de los bancos, el nacimiento de los bonos ha sido la segunda gran revolución en la historia del dinero. Un bono, o pagaré, es un título que da derecho a un tipo de interés fijo o cupón al portador con una fecha de vencimiento. Este instrumento financiero permite que gobiernos y grandes empresas puedan tomar dinero prestado a un abanico de personas e instituciones mucho mayor que si acudieran únicamente a un sindicato de bancos. Los primeros bonos tienen su origen en las primeras ciudad-estado del norte de Italia hace unos 800 años. Desde entonces su tamaño ha ido creciendo de manera imparable. Por contextualizar de lo que estamos hablando: en 2012, la producción total del conjunto del planeta ascendió a 85 billones de dólares; la capitalización bursátil del conjunto de empresas cotizadas fue de unos 54 billones de dólares (nivel de 2010); y el mercado de bonos sumaba la astronómica cifra de 100 billones. De ahí su importancia y elevada incidencia en la vida económica.

Tomemos como ejemplo un bono a 10 años del gobierno de España (aunque en este caso el Tesoro Público los denomina obligaciones) con un valor nominal de 100.000 euros y un tipo de interés fijo del 4%. Este título representa el compromiso del gobierno español de pagar el 4% sobre 100.000 euros cada año durante los próximos diez a quién quiera que esté en posesión de este bono. Con esto en mente, si alguien tiene 100.000 euros parece lógico que la compra de bonos, a priori, sea una buena opción para ahorrar: el capital se mantiene a buen recaudo mientras el ahorrador percibe una renta anual (en este caso de 4.000 euros) durante dicho periodo. Sin embargo, los bonos, al igual que las acciones, cotizan y es su cotización lo que determina el rendimiento real del bono. Este tipo de interés de mercado se obtiene dividiendo la renta entre la cotización del bono. Imaginemos que estos bonos cotizan a 102.400 (debido a las buenas expectativas de la economía española). De esta forma, el interés de mercado del bono es: 4.000 dividido por 102.400; un 3,9%. No hemos de confundir este interés de mercado con el rendimiento del bono a vencimiento, que tiene en cuenta la cantidad de tiempo transcurrida antes de que el bono sea rescatado a la par por el emisor del bono.

En el caso de las acciones, títulos que dan derecho a una renta variable (es decir, dividendos que serán mayores o menores según los beneficios futuros de la compañía), es relativamente más intuitivo determinar qué elementos afectarán esta renta y de qué manera. En efecto, es fácil suponer que, por ejemplo, si el conjunto de la economía crece esto tendrá un efecto positivo en las empresas que tendrán una demanda más vigorosa y previsiblemente más beneficios (lo que también empujará la valoración del título arriba). En el caso de los bonos, las dinámicas que influyen en su cotización y rendimiento son un poco más complejas.

Veamos ejemplos. Supongamos que el sentimiento general de los inversores con respecto al gobierno de España es mayoritariamente de preocupación con respecto a que sea capaz de cumplir con sus obligaciones de pago de la deuda. O supongamos (notará el lector que no tengo que tirar mucho de imaginación), que los inversores están preocupados con respecto a la salud del euro, divisa en que esta expresada la deuda española y en la que se paga el cupón correspondiente. Estas dos circunstancias harían que el bono español fuese un producto financiero relativamente menos atractivo con lo que muchos inversores,tenedores de bonos pondrían estos bonos a la venta con lo que el precio de los bonos caería. Esta caída de los precios sería hasta un nivel de precios en donde el aumento de la percepción de riesgo de impago del gobierno español o de una depreciación del euro quedase debidamente compensada para el inversor.

Es hipotético pero imaginemos que la cotización del bono se desploma: lo que un día adquirimos por 100.000 hoy lo tenemos que vender por 90.000. De esta forma el nuevo interés de mercado es 4.000 dividido por 90.000: un 4,4%. En una semana el tipo de interés al que se endeuda el Reino de España ha pasado del 3,9% al 4,4%. Del mismo modo, los ahorradores que tenían su capital invertido en estos bonos ven como su ahorro se reduce de manera drástica, tanto como el precio de los bonos, en este caso un 11,4%: lo que antes tenía un valor de 102.400 ahora vale 90.000. Bill Gross, director de PIMCO el mayor fondo de inversión en renta fija del mundo (buen conocido en la comunidad InBestia), afirma que los mercados de bonos tienen mucho poder ya que fijan las principales condiciones sobre las que tiene que operar una economía: coste del crédito y tipos de interés (sobre bono de referencia) y que esto, a la postre, tienen consecuencias directas sobre el valor de acciones, casas y todo tipo de activos.

Por añaduría, desde un punto de vista político los mercados de bonos son poderosos porque de manera continuada evalúan la idoneidad y credibilidad del conjunto de políticas fiscales, monetarias y económicas de los diferentes países. Esto es así porque si los mercados (conjunto de inversores) perciben un riesgo mayor, es decir un aumento en la probabilidad de impago (como ha sido el caso de España durante el último cuatrienio), éstos pueden elevar el precio de los empréstitos de los gobiernos forzando a que éstos últimos tengan que cambiar sus políticas con el polémico y eterno debate entre mercado y democracia que hemos escuchado durante los últimos años. Cuando las sumas del endeudamiento son astronómicas, incluso la más ligera subida en los tipos de interés puede dañar seriamente a un gobierno con déficit o en un escenario recesivo y como ocurre en tantas otras relaciones financieras se entra en un círculo vicioso del que es muy difícil salir: los pagos más elevados de interés que exigen los mercados aumentan aún más el déficit público y el país entra en una espiral de deuda.

Ante este escenario, el gabinete se encuentra en una triple disyuntiva: (1) deja de pagar una parte de sus deuda (quita), verificando así el temor de los mercados; (2) recorta de manera drástica el gasto público con el coste político que esto conlleva; (3) procede a subir impuestos con el efecto negativo que esto tiene para el crecimiento económico y la prosperidad.

Tres reflexiones/conclusiones que conviene extraer de todo lo anterior.

En primer lugar: gobierno y ciudadanos hemos de ser conscientes que si como país nos endeudamos estamos perdiendo libertad de acción (para bien o para mal, mi discurso no quiere ser moralista sino simplemente realista). Es por eso que, un gobierno que se endeuda deja el parlamento del país con menos soberanía que el de otro país que no esta tan endeudado. Esto no es ni bueno ni malo, simplemente hemos de ser conscientes de las decisiones que tomamos y quizás empezar a penalizar a los gobiernos que, por no querer incurrir en subidas de impuestos (lo que seguramente haría que analizáramos sus propuestas de gasto con más cautela como votantes libres), acuden a los mercados de deuda y así evitar escenarios en los que, cuando este gasto improductivo nos imposibilita cumplir con nuestras obligaciones colectivas de pago, no tengamos que reconducir nuestra política económica de manera drástica a unos niveles de gasto creíbles con el consiguiente coste social y emocional que esta macabra dinámica conlleva.

Segundo: el hecho de que un producto financiero le pongamos la etiqueta de renta fija no quiere decir ni mucho menos que sea un activo libre de riesgo o incluso que este riesgo (que normalmente, aunque en mi opinión de manera muy incorrecta, medimos a través de índices de volatilidad) no sea superior al de otros productos financieros de renta variable.

Tercero: la evolución de los mercados de bonos es el principal termómetro para medir la salud de una economía en tanto en cuanto refleja el nivel general de confianza y credibilidad de los inversores hacia las políticas macro de los diferentes países y gobiernos y, además, como hemos visto, tiene una incidencia clara y notoria en la valoración del resto de activos. Por todo ello, como inversores y como ciudadanos libres e informados conviene que les prestemos la debida atención.

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Este artículo tiene 7 comentarios
Interesante artículo.
Mi primera conclusión:
"producción total del conjunto del planeta ascendió a 85 billones"+"conjunto de empresas cotizadas fue de unos 54 billones"=unos 139 billones de dólares de "riqueza mundial"
Suponiemdo que los bonos fuesen estatales sería:
"bonos sumaba la astronómica cifra de 100 billones"=el 72% de la riqueza mundial que se la quieren comer nuestros estados-gobiernos más sus interese, luego ya entiendo porqué los extraterrestres no se dejan ver por aquí: no tienen la más mínima intención de dejarse desposeer de las tres cuartas partes de su riqueza

Alegrémonos.
12/12/2013 15:14
Ja, ja, muy bueno Jose Luis.

La verdad es que sí. Luis Torras tiene toda la razón, los bonos son un mercado fundamental. El destino de un capital institucional enorme. Kostolany decía que la renta fija es el mejor predictor de la renta variable. Las primas de riesgo de los bonos corporativos nos dan unas pistas increíbles del riesgo de impago, de solvencia y demás de cualquier empresa cotizada, y nos advierten de posibles problemas.

Y por supuesto, no son un activo libre de riesgo, porque no existe activo sobre la faz de la tierra que esté libre de riesgo.

Para tener una visión global no podemos dejar de mirar Divisas, Bonos, Renta variable y Materias primas. Cada mercado nos da una información en tiempo real muy valiosa.
12/12/2013 19:11
Gracias por los comentarios con los que no puedo estar mas de acuerdo y que para mi son una satisfaccion porque parece que el objetivo del articulo queda cubierto.

No me extendido mas pero mi idea era de dotar al lector con los argumentos y explicaciones necesarias (pero tampoco mas de la cuenta) para que este en cierta manera "comprase" las conclusiones del final, verdadero laitmotiv del articulo ;)

Aprovecho para recordar las palabras de Jefferson (personaje por el que siento una especial debilidad):

"To preserve [the] independence [of the people,] we must not let our rulers load us with perpetual debt. We must make our election between economy and liberty, or profusion and servitude.” T. Jefferson.

Me las ha recordado hoy acolacion de mi articulo mi buen amigo Juan Vilella a quien le agradezco la cita.
12/12/2013 19:51
Se agradece la claro dad de exposition ya que por mi propia experiencia docents y ban aria los mercados de Renta fija y en especial devdeuda publication son mas complejos de explicar
24/12/2013 16:59
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